Crianza en Pareja: Claves para Unir Criterios sin Perder la Calma

¡Hola, familias! Si estáis leyendo esto, es probable que en algún momento hayáis sentido esa pequeña (o no tan pequeña) tensión que surge cuando en casa hay dos capitanes con mapas ligeramente diferentes para el mismo barco: la crianza de vuestros hijos. Y es que, seamos sinceros, ponerse de acuerdo en cada detalle de cómo educar a los peques puede ser uno de los grandes desafíos de la paternidad y la maternidad en pareja. A veces, parece que hablamos idiomas distintos, ¿verdad? Uno dice blanco, el otro negro, y en medio, nuestros hijos, observando y aprendiendo. ❤️

Es completamente normal y, de hecho, muy frecuente que existan diferencias de criterio en la pareja a la hora de criar. Cada uno llega a la paternidad con su propia mochila: la educación que recibió, sus valores, sus miedos, sus expectativas… Y cuando estas dos mochilas se juntan, ¡pueden saltar chispas! Pero tranquilos, no estáis solos en esto. Lo importante no es evitar los desacuerdos a toda costa (¡sería casi imposible!), sino aprender a gestionar esas diferencias de criterio de una forma constructiva, que fortalezca vuestra relación y, sobre todo, que ofrezca a vuestros hijos un entorno seguro y coherente.

En Crianza Hoy, creemos firmemente en el poder de la conexión y el respeto mutuo, pilares de la Disciplina Positiva, y en la importancia de fomentar la autonomía y seguir el ritmo de cada niño, como nos enseña la filosofía Montessori. Y estos principios, ¿sabéis qué? También son maravillosas herramientas para aplicar en nuestra relación de pareja cuando hablamos de crianza.

¿Por Qué Surgen las Diferencias de Criterio en la Crianza? Un Punto de Partida para Entenderos Mejor

Antes de buscar soluciones, es útil pararnos un momento a entender por qué es tan común discrepar en temas de crianza. Reconocer el origen de estas diferencias nos ayuda a abordarlas con más empatía y menos frustración.

  • Historias de Vida Diferentes: Cada uno fue criado de una manera. Quizás uno viene de un hogar más estricto y el otro de uno más permisivo. Estas experiencias, consciente o inconscientemente, moldean nuestra visión de la paternidad. Es natural querer replicar lo que nos gustó o evitar a toda costa lo que nos hizo daño.
  • Expectativas y Creencias Personales: Podemos tener ideas muy distintas sobre cómo «debería» ser un niño, qué comportamientos son aceptables o cómo se deben gestionar las emociones. Estas creencias suelen estar muy arraigadas.
  • Sobrecarga de Información: Hoy en día, tenemos acceso a muchísima información sobre crianza: libros, blogs, redes sociales, consejos de amigos, familiares… A veces, esta avalancha informativa, en lugar de ayudar, puede generar más confusión y posturas encontradas si cada uno se aferra a una fuente distinta.
  • El Cansancio y el Estrés: ¡Ah, el día a día! La falta de sueño, las prisas, el trabajo… Cuando estamos agotados o estresados, nuestra paciencia disminuye y es mucho más fácil que salten chispas por cualquier pequeño desacuerdo. Es como si tuviéramos menos filtro y menos capacidad para la negociación.
  • Diferentes Temperamentos (¡También en los Adultos!): Así como nuestros hijos tienen sus propios temperamentos, nosotros también. Uno puede ser más impulsivo y el otro más reflexivo, uno más práctico y el otro más emocional. Esto influye en cómo reaccionamos y qué priorizamos.

Entender que estas diferencias son, en gran medida, fruto de quiénes somos y de dónde venimos, nos permite abordar la conversación con menos juicio y más apertura. No se trata de que uno esté «bien» y el otro «mal», sino de que tenéis perspectivas diferentes que necesitan ser escuchadas y comprendidas.

Comunicación Empática: La Piedra Angular para Alinear Vuestras Brújulas Parentales

Si hay una herramienta mágica para gestionar los desacuerdos en la crianza, esa es la comunicación. Pero no cualquier tipo de comunicación, sino una que sea empática, respetuosa y enfocada en entender al otro.

  • Elegid el Momento y el Lugar Adecuados: Hablar sobre diferencias de criterio cuando estáis en medio de una rabieta monumental de vuestro hijo de dos años o cuando llegáis agotados del trabajo, probablemente no sea la mejor idea. Buscad momentos de calma, donde podáis hablar sin interrupciones y sin la presión del «aquí y ahora». Y, fundamental, nunca discutáis sobre estos temas delante de los niños. Ellos absorben la tensión y pueden sentirse inseguros o culpables.
  • Escucha Activa Real: Esto va más allá de oír. Implica prestar atención plena a lo que vuestra pareja dice, sin interrumpir, sin estar pensando en vuestra respuesta. Intentad comprender su punto de vista, sus miedos, sus motivaciones. Preguntad para clarificar: «Entonces, si te entiendo bien, lo que te preocupa de esta situación es…».
  • Validar los Sentimientos del Otro: Aunque no estéis de acuerdo con su postura, podéis validar sus emociones. Frases como «Entiendo que te sientas frustrado cuando…», «Comprendo que esto te preocupe por…» abren la puerta al diálogo. La Disciplina Positiva nos enseña la importancia de la conexión antes que la corrección, y esto aplica también a nuestra pareja. Validar no significa ceder, significa reconocer la legitimidad de sus sentimientos.
  • Hablad desde el «Yo»: En lugar de acusar («Tú siempre…», «Tú nunca…»), expresad cómo os sentís y qué necesitáis («Yo me siento insegura cuando…», «Yo necesito que intentemos…»). Esto reduce la actitud defensiva del otro y facilita una conversación más constructiva.
  • Paciencia y Constancia: Alinear criterios no sucede de la noche a la mañana. Es un proceso continuo, una danza. Habrá temas en los que os pongáis de acuerdo rápido y otros que requerirán más tiempo y conversación. Sed pacientes con vosotros mismos y con vuestra pareja.

Estrategias Prácticas para Gestionar los Desacuerdos Parentales y Avanzar Juntos

Una vez que la comunicación fluye de manera más empática, podemos empezar a implementar estrategias concretas para manejar esas diferencias y construir un enfoque de crianza más cohesionado.

  1. Definid Vuestros «Innegociables» Familiares:

No tenéis que estar de acuerdo en absolutamente todo (¡sería agotador!). Pero sí es muy útil que identifiquéis juntos cuáles son vuestros valores fundamentales como familia, esos pilares que ambos consideráis cruciales. ¿Es el respeto, la honestidad, la autonomía, la amabilidad? Tener claros estos «innegociables» os dará un marco común sobre el que construir y os ayudará a priorizar en qué batallas merece la pena invertir más energía.

  1. Enfoque en Soluciones, No en Tener Razón (Inspiración Disciplina Positiva):

Cuando surge un desacuerdo, es fácil caer en la trampa de querer demostrar que nuestra postura es la «correcta». La Disciplina Positiva nos invita a cambiar el foco: en lugar de preguntarnos «¿Quién tiene razón?», preguntémonos «¿Qué solución podemos encontrar juntos que sea respetuosa para todos y que beneficie a nuestro hijo/a?». Buscad el objetivo común. Por ejemplo, si discrepáis sobre cómo gestionar que vuestro hijo no quiere recoger sus juguetes, el objetivo común podría ser «enseñarle responsabilidad y orden de forma respetuosa». Desde ahí, es más fácil explorar diferentes estrategias.

  1. Crear un «Frente Unido» (Incluso si Discrepáis en Privado):

Para los niños, es fundamental sentir que sus padres están en el mismo equipo. Aunque hayáis tenido un debate intenso en privado sobre si dejarle ver o no más dibujos, de cara al niño, intentad mostrar una postura unificada. Si uno dice «no», el otro no debería desautorizarle diciendo «bueno, un poquito». Esto no significa que no podáis explicarle al niño, de forma sencilla y adaptada a su edad, que a veces mamá y papá piensan diferente pero que siempre buscan lo mejor para él. Pero la coherencia les da seguridad. 🌱

  1. El Arte de Ceder y Negociar:

La crianza en pareja es un ejercicio constante de negociación. No siempre vamos a conseguir que se haga lo que queremos, ni nuestra pareja tampoco. Aprender a ceder en algunos aspectos (quizás los que no están en vuestra lista de «innegociables») es clave. A veces, se trata de encontrar un punto medio, una solución que, aunque no sea la ideal para ninguno de los dos al 100%, sea aceptable y funcional para la familia.

  1. Probar y Evaluar Juntos:

Cuando no estéis seguros de qué enfoque es mejor, o si uno tiene una idea que al otro no le convence del todo, podéis acordar probarla durante un tiempo determinado. «Vale, probemos tu idea de la rutina de noche durante dos semanas y vemos cómo funciona. Después, volvemos a hablarlo». Esto permite experimentar y tomar decisiones basadas en la observación, no solo en la teoría.

  1. Buscar Información y Formación Conjuntamente:

Si sentís que os faltan herramientas o que vuestras diferencias vienen de un desconocimiento sobre ciertos temas (sueño infantil, alimentación, gestión de rabietas), ¿por qué no aprender juntos? Leer el mismo libro sobre crianza, apuntaros a un taller online sobre Disciplina Positiva, o incluso buscar artículos como los que compartimos en Crianza Hoy, puede daros un lenguaje común y nuevas perspectivas.

  1. Poner el Foco en el Niño y sus Necesidades (Inspiración Montessori):

A veces, en medio del debate, podemos perder de vista lo más importante: nuestro hijo/a. La filosofía Montessori nos recuerda la importancia de observar al niño, entender su etapa de desarrollo y sus necesidades individuales. Cuando el desacuerdo surja, intentad preguntaros: «¿Qué necesita nuestro hijo en esta situación? ¿Cómo podemos apoyar su autonomía y bienestar con nuestra decisión?». Este enfoque centrado en el niño puede ayudar a trascender las diferencias personales. 😊

¿Y si Seguimos sin Ponernos de Acuerdo en Todo?

Es importante ser realistas: es muy probable que, incluso con las mejores intenciones y estrategias, siga habiendo puntos en los que no coincidáis al 100%. Y está bien.

  • Respeto Mutuo por Encima de Todo: Si habéis hablado, negociado y aun así mantenéis posturas diferentes en algún tema concreto (que no sea un «innegociable» fundamental), el respeto por la forma de hacer del otro es crucial. Siempre y cuando no se esté dañando al niño, a veces es posible que cada uno gestione ciertas situaciones a su manera, especialmente si uno de los dos pasa más tiempo con el niño en ese contexto particular.
  • La Perfección No Existe: Liberémonos de la presión de ser los «padres perfectos» con un manual de instrucciones perfectamente sincronizado. La crianza es un aprendizaje constante, lleno de ensayo y error. Lo importante es que los niños sientan el amor, el respeto y el compromiso de ambos padres.
  • Cuándo Buscar Ayuda Externa: Si los desacuerdos son constantes, muy intensos, generan mucho malestar en la pareja o sentís que están afectando negativamente a vuestros hijos, no dudéis en buscar ayuda profesional. Un terapeuta de pareja o un asesor de crianza puede ofreceros un espacio neutral y herramientas para mejorar vuestra comunicación y encontrar puntos en común.

El Ejemplo que Damos: Vuestros Hijos Aprenden de Cómo Resolvéis los Conflictos

Recordad que vuestros hijos están aprendiendo constantemente de vosotros, no solo de lo que decís, sino, sobre todo, de lo que hacéis. La forma en que vosotros, como pareja, gestionáis vuestras diferencias de criterio es una lección muy valiosa para ellos.

Cuando os ven hablar con respeto, escucharos mutuamente, buscar soluciones juntos, ceder a veces, e incluso pediros perdón si os habéis equivocado en una discusión, les estáis enseñando habilidades fundamentales para la vida: cómo resolver conflictos de forma pacífica, la importancia de la empatía y el valor del trabajo en equipo. ¡Qué gran aprendizaje! ✨

Un Camino Compartido, Lleno de Aprendizajes

Gestionar las diferencias de criterio en la pareja sobre la crianza no es una tarea fácil, pero es una oportunidad maravillosa para crecer juntos, para conoceros más profundamente y para fortalecer vuestro proyecto de familia. No se trata de eliminar las diferencias, porque somos seres individuales, sino de construir puentes de entendimiento y colaboración.

Recordad que sois un equipo. Habrá momentos de mayor sintonía y otros de mayor desencuentro, pero si mantenéis el foco en el amor por vuestros hijos y el respeto mutuo, encontraréis la manera de navegar estas aguas. ¡Ánimo en este hermoso y desafiante viaje de criar en equipo!

Nos encantaría saber cómo manejáis vosotros estos desafíos. ¿Qué estrategias os funcionan mejor para alinear vuestros criterios de crianza? ¡Compartid vuestras experiencias y consejos en los comentarios! 👇

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